La Medicina de Emergencias y de Urgencias es única en su tipo, ya que es necesario la toma de decisiones rápidas y acertadas para evitar la muerte o para prevenir y limitar los daños que las enfermedades o situaciones de urgencia pueden provocar en las personas, siempre enfrentando un factor en contra (la carrera contra tiempo).

Además de esto se enfrentan otros retos en esta especialidad médica, el primero de ellos es la pertinencia y necesidad de existir de la propia especialidad. En este sentido se vuelve importante remontarnos en el tiempo hasta antes de la creación de esta especialidad en México, en ese tiempo tal y como sucede hoy en día evidentemente existían lesiones o enfermedades agudas y crónicas agudizadas que requerían el tratamiento de forma inmediata, aunque no siempre se daban estos tratamientos de la mejor manera.¹

Hace algunas décadas y en algunas poblaciones alejadas de las comunidades, la atención inicial se daba primero por los curanderos y posteriormente por el médico pasante o por el médico de cabecera. Con la creación de las especialidades en México cada especialista debía manejar las urgencias de su campo de formación. Hasta hace tiempo la atención a nivel hospitalario el servicio de Urgencias «la tierra de nadie» o «las minas de sal» era manejado y atendido por médicos en formación como internos o estudiantes de Medicina del tercer año de Universidad. En paÍses primermundistas hasta hace poco tiempo, el servicio de urgencias era percibido con cierto desdén.² Estas áreas entonces eran utilizadas como zonas de castigo o también un lugar en donde se podía enviar al estudiante de Medicina para aprender sin alguien directamente responsable de su desempeño. Dicha práctica por desgracia continúa vigente  en algunos lugares hasta la actualidad.³ En este contexto histórico la Medicina de Urgencias no era considerada como un área en la cual se requiriera un entrenamiento específico, tampoco se pensaba que fuera necesario que hubiera especialistas atendiendo dicho servicio, en otras palabras el Servicio de Urgencias no era considerado como prioritario o esencial. Visto de otra manera la Medicina de Urgencias no era valorada como especialidad verdadera entre los catedráticos, decanos de Facultades de Medicina ni entre otras personas con peso en las decisiones formativas de los galenos.

Esta percepción  de la situación  retrasó el reconocimiento de la Medicina de Urgencias como un área formal del conocimiento incluso en Europa y  aquí en México se  impidió su inclusión académica por más de 2 décadas tanto en el ámbito Institucional como en el formativo, la Medicina de urgencias estuvo entonces relegada de los programas formativos en universidades de importancia incluyendo la UNAM.¹

Con gusto podemos decir que en la actualidad los médicos  que se dedican a desarrollar este tipo de Medicina se regocijan en su profesión, una especialidad llena de adrenalina en su ejercer, desdeñada en ocasiones por otros especialistas y desestimada por la población en general e incluso desapercibida y desconocida para los usuarios, una especialidad a la cual los demás médicos no quieren servir, pero en ocasiones utilizada por otros especialistas como deslinde de sus propios pacientes con frases como: “cualquier cosa vaya a urgencias” o “cita abierta a urgencias”.

Fue lamentablemente “necesaria” una situación desagradable tal y como lo fue el temblor de 1985 en Ciudad de México para evidenciar que en México no existía una especialidad formativa que produjera profesionistas calificados y especializados en el área de urgencias, a partir de allí se gesta un parteaguas el cual creó conciencia en los campos de la protección civil, atención médica prehospitalaria y en el campo de la Medicina de Urgencias, estas tres disciplinas  se estrecharon entre sí, pero sobre todo esta catástrofe humana fue el origen de la Medicina de Urgencias. De esta forma el Departamento de la Ciudad de México fue el primero que respondió a esta situación creando en 1989 el primer curso formalmente constituido para la educación de médicos especialistas urgenciologos tanto en México como en Latinoamérica. Dicho curso fue  impartido por médicos mexicanos interesados en el área, su sede oficial fue el Hospital General Balbuena.⁴ Dicha sede aún en pleno 2021 siendo un hospital formador de médicos especialistas en la materia.